domingo, 7 de octubre de 2012

Ayer

Ayer estaba esperando a mis peques a que salieran de un curso. Había muchos niños con sus padres. Yo estaba sentada en las escaleras y un niño de unos 8 años, con andar decidido fue y se sentó en el piso, como a 2 metros de mí. Se le veía triste, muy triste y furioso. Miré al rededor y no vi a nadie que lo estuviera mirando, quién sabe donde esta su acompañante. Y recordé lo mal que se siente ser niño y estar así; pensé que sí, que nos han dicho y les decimos a nuestros niños que hablar con extraños es peligroso pero no siempre es así; de todas maneras nos hemos enseñado, y más aun en una ciudad como Bogotá, a que uno no 'ventila' sus problemas, a que estos deben quedarse en casa.

No es la primera vez que veo esta situación, y me he acercado intentando hablar pero la respuesta no ha sido positiva. Así que esta vez, saqué una hoja de papel, hice un pajarito de origami (de esos que mueven las alas) y cuando lo teminé aparecieron mis peques, les pedí que me dieran un momento, me acerqué al niño y le di el pájaro. Cojí mis cosas y me fui con mis chicos. Anuk me preguntó: por qué le das ese pájaro a ese niño? Yo le dije, porque ese niño está muy triste y tiene mucha ira, y un niño que esta triste y tiene ira nunca debe estar solo.

Al momento pasé y lo vi jugando con el pájaro. Volví a pasar y lo vi reclamándole a su mamá, ella estaba con los brazos cruzados y mirando a la distancia, pero él se veía decidido a hacerse escuchar, también había amor en él, la abrazaba por las caderas y le hablaba.

5 comentarios:

Marvan dijo...

qué gesto más bonito que hiciste con el pajarito.

Silvia dijo...

Qué gran corazón tienes Zinni... y qué gran observadora y filósofa estás hecha.

Besos.

Ivett dijo...

Qué lindo detalle el que tuviste, a veces pequeñas acciones como la tuya pueden llevar a buenos caminos como el que tomó el niño al quererse hacer escuchar.

Saludos

Zinnia Muñoz dijo...

Siento a veces que somos tan indolentes con el otro, que nuestra capacidad de empatía la hemos castrado y que como solo importo yo, pues los demás que se friegen, que no me afecta.

Si uno tiene algo bueno para dar y con eso puedes lograr algo positivo... pues por qué no hacerlo.

Gracias mujeres lindas, no hice mucho, pero a veces cosas tan simples como esa pueden hacer la difrencia. No sé si sirvió o no, solo quería que supiera que alguien se había dado cuenta de su dolor, que no era invisible al mundo, que no pudiera decir que a nadie le importaba lo que sentía.

Un abrazo

Zinnia Muñoz dijo...

Si, creo que yo he sido en algunas ocasiones una buena extraña... tengo palito para que en un espacio como un consultorio o la fila de un banco una persona (casi siempre mujeres) terminen echandome el rollo de su vida... Hay mucha gente que necesita hablar, ser escuchada, solo eso escuchada sin ser juzgada, sin críticas ni recriminaciones... Volvemos a la necesidad de los círculos de mujeres, y de hombres!