Como decía en el post anterior había algo más de lo que hablaban las canciones... Que la gente hoy en día esta muy sola, muy metida en un mundo individual que para muchos se convierte en una cárcel.
El mundo moderno nos ha robado MUCHAS cosas y nosotros lo hemos permitido.
Nos ha robado la familia extensa. La familia nuclear (padre, madre e hijos) ha olvidado con demasiada frecuencia a los abuelos, o a los tíos, primos, hermanos (cuando te casas), y a toda esa familia de segundo y tercer grado que hace unos años posiblemente vivían hasta en la misma casa. Eso nos ha llevado a perder nuestras redes de apoyo fundamentales y cosas como la crianza y un traspiés económico se hacen mucho más difíciles cuando solo podemos contar con el núcleo familiar y uno que otro amigo.
Nos ha robado el sentido de comunidad. Cada uno en su casa, con su propiedad individual, son su familia nuclear, creyendo que 'el afuera' (con frecuencia) es un mundo ajeno, extraño, peligroso y negativo... Todo esto nos ha llevado a encerrarnos aun más en nuestras casas, y es peor cuando se vive en una gran ciudad como Bogotá. Acá la comunidad no existe. No hay redes de apoyo, no se cuenta con el vecino más que para el saludo (y eso), no se piensa en el bien común, no se construye nada en conjunto. La gente no se une para hacer, para soñar en conjunto... cada cual por su lado.
Nos ha robado TIEMPO. Tiempo de compartir en pareja, con los hijos, con los amigos. Tiempo de ocio creador, de leer un libro, de hacer el almuerzo casero y de hornear tortas o galletas, tiempo de juego, de música, de palabra, de sueños.
Nos ha robado la sencillez de la diversión ... Para divertirte hay que comprar muchos juguetes, juegos de mesa, ir a cine, ver una película, televisión, tener wii, salir de compras; todo está atravesado por el dinero... Antes una pelota era todo lo que un grupo de niños necesitaba para divertirse y si no había, aun quedaban muchas opciones, como juegos de palmas, la lleva, las escondidas y demás. Y para los adultos igual, una guitarra, unos chistes, cuentos y anécdotas eran motivo suficiente para pasar un rato agradable.
Nos ha robado la tranquilidad. En el afán de enriquecerse más y más, el ciudadano común no tiene (o no encuentra) muchas opciones diferentes a esclavizarse en un empleo para ganar el suficiente dinero que le permita estar comprando y comprando (lo que sea, tecnología, ropa, diversión, etc) y así tratar de compensar sus necesidades afectivas propias y las de las personas que viven con él. Hoy pareciera que nada es suficiente, siempre saldrá algo mejor, la necesidad no se satisface, se crea una y otra vez. Como sociedad vivimos en un permanente estado de ansiedad e insatisfacción.
Nos ha robado la salud, porque con ese tren de vida no hay cuerpo que aguante. Y con toda la comida prehecha llena de químicos, harinas refinadas y grasas saturadas, conservantes, colorantes y demás, se supone que eso nos da tiempo... pero será tiempo para ir al médico, porque con esa alimentación el cuerpo se enferma con demasiada frecuencia y si a eso le sumamos el estres...
¿Y qué podemos hacer? Pues todo lo contrario a lo anterior. El cambio viene de nosotros mismos, de las decisiones que tomemos. Vivir bien es para mí sinónimo de familia, de tiempo compartido, de expresión, de salud, de diversión, de buena comida, de buenos amigos, de amor dado y recibido. Y aunque la idea no es negar que vivimos en un mundo monetizado, si le descargamos a todo un poco el factor dinero pues todo se aligera y se hace más sencillo.
2 comentarios:
Uf, cuanta razón tienes.
Desde que volví a estudiar la revolución agrícola con mi hijo, me llevo preguntando si realmente hemos avanzando o si cada vez vamos a peor.
Si antes (siglo XX) vivíamos en el feudalismo, ahora estamos involucionando a la esclavitud, solo que los grilletes son ahora para algunos más sofisticados...
Publicar un comentario