En verdad somos muy afortunados. Cada día nos levantamos a nuestra hora, a
nuestro ritmo, unos primero, otros luego. Aunque casi siempre me despierto
primero no abro los ojos hasta que alguno de mis cachorros se trepa en la cama,
y vienen las historias de los sueños que vivieron en la noche, y los abrazos y
los apapachos. El cachorro menor se levanta cada día siendo un animal diferente
(casi) y pregunta qué come y qué hace ese animal, imita sus ruidos y brinca
(así el animal brinque o no) encima de la cama, es decir, encima nuestro. Nada
se compara con la mirada de Anuk cuando llega en la mañana y sus ojos son
oscuros y vivaces y me miran desde el alma. Y podemos estar juntos en cama 10
minutos o una hora (el tiempo necesario), tiempo que me llena de vida para el
resto del día porque tuve el placer de abrigar a mis hijos entre mis brazos.
3 comentarios:
Sí que somos afortunadas :))
Lo somos, vaya que sí!!
Que sigáis disfrutando de esos preciosos momentos :). Un abrazo.
Siii!! Un abrazo GRANDE!
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