En esta casa somos de 3 generaciones distintas: los papás, los chicos grandes y los peques. Para mí es clarísimo que mis hijos pertenecen a dos generaciones muy distintas y no hablo de tecnología sino de naturaleza humana.
Cada quien cree en los cuentos que le gusta creer. Nosotros creemos que dependiendo del momento en el que esté el planeta, el cosmos envía a las personas necesarias para que esto tienda a mejorar.
Así que leemos nuestra generación como una que abrió camino en muchos sentidos, que recibió el legado del hippismo pero también de la guerra, que se rebeló basándose en el trabajo, en el empeño de conseguir lo que se proponía, en ser tercos y hacer lo que nos gusta.
La generación de mis chicos grandes la hemos llamado "la generación perdida" porque fue una generación que se reveló al sistema con huelga de brazos caidos, su táctica consistió en no hacer, tuvieron más privilegios y comodidades que las tres generaciones anteriores juntas, tuvieron tantas y tantas opciones para elegir, que a algunos de esos jóvenes que hoy tienen entre 20 y 25 años aun hoy los vemos muchas veces perdidos, porque no han podido hallarse a sí mismos. Desbarataron el mundo pero no han sabidó qué hacer con los pedazos. Así que con frecuencia terminaron obedeciendo y tienden a asfixiarse con el sistema.
Aunque mis chicos grandes con sus 13 y 15 se mueven de aquí para allá, son el quiebre de siglo y eso hace que se muevan con vientos de ambos lados. Son seres muy bonitos de corazón y por lo mismo también muchas veces ingenuos.
Y los peques... estos peques sí que son grandes, son a veces tan adultos; son seres con una sabiduría inmensa que confronta. Saben quiénes son y qué quieren. Tienen una voz lider que se escucha por donde pasan. Parece que tuvieran claro qué fue lo que vinieron a hacer. Tienen una mente ágil y estructurada.
Así que nosotros resquebrajamos, los otros lo desbarataron y estos peques, pareciera que saben que hay que hacer con los pedazos.
En la vida cotidiana yo veo muchas cosas que son muy sencillas pero con unos matices muy interesantes. Mis pequeños siempre han tenido la capacidad de "mandar" a sus hermanos mayores con tal autoridad que la mayoría de veces ni se daban cuenta y hacían lo que este par de sutes les ordenaban. Iryna hace un par de años ya ha despertado y 'no se deja', pero al mono con frecuencia le dan tres vueltas.
Será que, hablando de generaciones, esta última vino a organizar y a liderar, y la anterior a obedecer?
Es en nuestros hijos que veremos muchos cambios que se empezaron a gestar en nuestra generación, todos esos rollos de respeto a la naturaleza, uso sostenible de los recursos, tender hacia una equidad de géneros, reciclar, consumo conciente, y tantas otras cosas, florecerán con ellos.
Y como padres, generación tras generación, nuestro objetivo será sembrar semilla, pero eso sí, la tierra ya la trae cada hijo abonada de diferente manera.
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