Por el montaje, buscando elementos para un personaje tomé Momo, de Michael Ende, esta mañana. Recordé con satisfacción y algo de asombro por qué he evitado la lectura los últimos 6 meses: debo confesarlo, soy adicta... a leer, y los libros no me sueltan hasta que ellos quieren. Me los zampé todo y encontré un par de párrafos que quiero compartir acá. Aunque Momo pasa por literatura infantil/juvenil, sus reflexiones son fuertes y descarnadas, dependiendo de la óptica con que se mire...
"Como consecuencia, en todos los barrios se construyeron los llamados "depósitos de niños". Se trataba de grandes edificios en los que había que entregar y recoger si era posible, a todos lo niños de los que nadie se podía ocupar. Se prohibió severamente que los niños jugaran por las calles, en los parques o en cualquier otro lugar. (...) Se acabó lo de inventarse ellos mismos sus juegos. Los vigilantes prescribían los juegos, que sólo eran aquellos con los que también aprendían alguna cosa útil. Mientras tanto olvidaron otra cosa, claro está: la capacidad de alegrarse, de entusiasmarse y de soñar.
Con el tiempo, los niños tuvieron la misma cara que los ahorradores de tiempo. Desencantados, aburridos y hostiles, hacían lo que se les exigía. Y si alguna vez los dejaban que se entretuvieran solos, ya no se les ocurría nada.
Lo único que todavía sabían hacer era meter ruido, pero ya no era un ruido alegre sino enfadado, iracundo"
Suena tan familiar.....
2 comentarios:
Hola Zinnia,
Mira que casualidad que nosotros justo ese es el que estamos leyendo en estos momentos y también lo estamos disfrutando mucho, si hubiese podido también me lo habría terminado de una sentada pero como lo leemos en voz alta antes de dormir pues que a veces les gana el sueño y hemos tenido que ir de a poquito en poquito. Ya casi lo terminamos y si sus reflexiones son muy profundas.
Saludos y suerte con lo del montaje
Hola Ivett! Momo es uno de esos imperdibles, maravilloso. Un abrazo
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