Amiga, amigo, son palabras que han tenido gran valor para
mí y que solo con los años han llegado a ser parte viva y activa en mi vida.
De niña nunca tuve amigos. Tuve compañeros de clase y de
juegos, pero no amigos. En el bachillerato fue igual, y como no me dejaban
salir a jugar a la calle pues no tuve más opciones para conocer gente. Tal vez
en el conservatorio hubo un par de personas pero fue un tiempo muy corto que no
logró que la amistad se afianzara para perdurar. Estamos rodeados siempre de
mucha gente, pero son en su mayoría compañeros.
Para mí amigo, amiga, es la persona que te roza el alma,
que cuestiona, que cree en ti a veces más que tú, que acompaña, espera, que ama
y que comparte. Que comparte, y esa es la mitad de la amistad. Que se enlaza
contigo en mente y espíritu, y desde que eso ocurre, a pesar del tiempo y la
distancia, siempre está.
Es hasta hoy que puedo decir que en mi vida, hay amigos;
algunos míos y otros compartidos con Fabián. Y no son muchos, creo que podría
enumerarlos fácilmente: un titiritero y un marionetista, un “ingeniero” y un
costurero, uno que cree en la paz a todo dar y un neorural más loco de lo
normal, una chica de 16 que conozco desde sus 4 años y un chocofutbolista, una
colombiana neocanadiense y una partera costurera, una cantante atravesada y una
pareja onegeista, un antropoloco nn, un puñado de bloggeras homeschooling y una docena de madres
que educan en casa. Personas que cuando las veo (o las leo) se me llena el alma
de alegría y mis brazos las envuelven con amor.
Es hasta hoy que puedo decir que tengo amigos y amigas,
con las que puedes hablar de TODO, desde la receta de cocina hasta el sexo, del
temperamento de los hijos y del presupuesto del mes hasta las concepciones de
realidad, mujer, amor, felicidad, sociedad, espiritualidad . Y muuuucho más. Y
no solo se habla, se hace: se cocina en conjunto, se intercambian saberes, se
hacen paseos, se miran películas, se come hamburguesa, y se aprende, se hacen
planes, se sueña, se ríe, se disfruta, y también se llora y se comparten
angustias.
La televisión y espacios como el facebook han banalizado el
término “amigo” y por ende la amistad. En las series los amigos se hacen tan
fácilmente y pareciera que están allí tooodo el tiempo. Y es una cosa que he
hablado mucho con Iryna, porque la tv nos ha inventado una amistad idílica, que
existe pero que no es la más frecuente. Que no hay UN amigo o amiga para todo,
que con unos uno hace unas cosas y con otros otras. Y que las amistades
requieren tiempo, interés, intercambio, paciencia, estar y compartir para que
puedan materializarse. Y le ha llevado un par de años entenderlo y practicarlo,
no entristecerse por no tener esa imagen perfecta de la amistad y ver con ojos
más atentos a algunas personas que están a su lado.
Hay amistades que rápido se ajustan como si se conocieran
de tiempo atrás, y nos sorprendemos de lo fácil que encajamos. Hay otras que
llevan un tiempo largo de construcción. Cada una a su ritmo, con sus dinámicas,
pero al fin, amigos. Amigos que con el tiempo se convierten en una verdadera familia.
El amigo más importante en mi vida es Fabián, mi
compañero de camino, nos hemos elegido mutuamente para andar, compartir y
crecer. Es el mejor cómplice para este viaje y es una relación que no ha
parado, que se desarrolla y madura cada día con cada sonrisa, logro, sueño,
tropiezo y dificultad. También está Iryna, que ya con sus próximos 16 la
relación se mueve entre ser madre cuando hay que serlo y en ser amiga en muchas
otras cosas; confiamos la una en la otra, nos compartimos nuestras emociones,
sueños y planes y nos ayudamos en lo que podemos.
Amigos, amigas. Agradezco profundamente a la vida por la
posibilidad de compartir y aprender con ustedes. Mi vida es mucho más con
ustedes. De todo corazón gracias, gracias.