lunes, 18 de marzo de 2013

Sobre feminidades y masculinidades


Que las mujeres somos mucho más emocionales, que le ponemos el corazón a todo lo que se dice y se haga, que le damos demasiadas vueltas a los cómos y por qués, que nos sentimos heridas y traicionadas facilmente cuando alguien falta a la lealtad...

¿Es aquello algo negativo, es debilidad? Porque así lo dicen muchas personas, tanto hombres y mujeres, y considero que eso es como hacerse harakiri, es desconocer la esencia de la mujer y de cierta manera, negarla y despreciarla.

Se supone que los hombres son menos emocionales, yo no creo que haya tal, solo que en la cultura machista en la que nos hemos criados hace siglos se les ha inculcado a los hombres que ellos no son sensibles, y que si lo son pues entonces son homosexuales. Y ellos y nosotras casi lo hemos creido.

Las mujeres somos emocionales, y creo que es justo ahí desde donde nace nuestra fuerza, a todo le ponemos el corazón. Y eso, al contrario de ser una debilidad es una fortaleza. Gracias a nuesta emocionalidad y afectividad construimos nuestro hogar, las relaciones de amistad y los proyectos productivos.

Y en la educación en familia sí que es importante. Gracias a esos lazos afectivos nacidos desde nuestro ser mujer, de nuestro ser mamás, hemos construido redes de apoyo, espacios de aprendizaje, juego y cuidado de nuestros hijos. Hemos hecho un espacio para nosotras como mujeres y madres que comparten sus fortalezas, sus preguntas y sus angustias. Ponemos las cartas sobre la mesa y buscamos soñar de la mano.

Somos las mujeres las que detentamos en nuestras manos el poder de la reproducción cultural, gestamos desde el origen los cambios de paradigmas. Tenemos en primera línea la tarea impresionante de crear mundos con mayor igualdad de oportunidades para todos los géneros, con el fundamento de la honestidad consigo mismo, la lealtad y la honestidad, mundos de autoconfianza y autocuidado, de construcción colectiva, de sueños hechos realidad

3 comentarios:

Silvia dijo...

Ambos somos emocionales, pero lo expresamos diferente sana, o retorcidamente.

Ya sabes que yo no creo en la igualdad de géneros, lo que nos diferencia es lo que nos hace especiales, en lo que no creo es en cultivar lo soez que puede tener tanto una mujer como un hombre. Por ejemplo, el que las mujeres seamos emocionales, o lo expresemos con más espontaneidad, es algo que no se debiera estigmatizar, porque, como dices, es una fortaleza. El que un hombre vea el lado práctico, por decir algo, porque entre extremos o estereotipos hay muchísimas excepciones (tengo amigas de pocas palabras, y conozco a hombres que expresan mucho su emotividad), o que una mujer se sienta herida o se tome las cosas de modo personal y muy a pecho, no son conductas que debemos estigmatizar, ni menospreciar, ni exhaltar características que vemos más en los hombres como más valiosas, o en las mujeres como más estúpidas.

Vamos, que no se estigmaticen las diferencias, digo, si es que las hay (que creo que a grosso modo sí las hay, pero con tanta excepción, ni merece la pena numerar o clasificar lo que fuera masculino o femenino). Mejor sería centrarnos en lo humano, ¿no?, y en maximizar las ventajas y bendiciones de nuestros roles, cada uno como guste llevarlos.

Lo digo porque, en lo personal, me siento más humana desde que abracé lo que tradicionalmente se conoce como femenino, sobre todo porque, los hombres y mujeres a mi alrededor, no lo ridiculizan ni menosprecian.

Besitos,

Silvia dijo...

en la educación en familia sí que es importante. Gracias a esos lazos afectivos nacidos desde nuestro ser mujer, de nuestro ser mamás, hemos construido redes de apoyo, espacios de aprendizaje, juego y cuidado de nuestros hijos. Hemos hecho un espacio para nosotras como mujeres y madres que comparten sus fortalezas, sus preguntas y sus angustias. Ponemos las cartas sobre la mesa y buscamos soñar de la mano.
Qué cosa más preciosa escribiste, Zinni.

Zinnia Muñoz dijo...

Hola mi Silvia.

Completamente de acuerdo contigo. Yo tampoco creo en la igualdad de géneros, como dices, es gracias a esa diferencia que se enriquece la vida. Y sí, creo que no se debe estigmatizar el "ser hombre" y "el ser mujer", como si fuera un paquete prefabricado, y que las oportunidades deben existir para todos sin importar el género, y que cada uno se sienta en libertad de elegir.

Gracias mi Silvia. Un abrazote