viernes, 16 de mayo de 2014

Las trampas en el colegio

Marvan está iniciando un proceso que admiro muchísimo y del cual dudo si yo sería capaz: luego de hacer EeF por 6 años su hijo de 15 ha decidido escolarizarse. Luego de dos semanas en el cole todos se hallaban un poco agotados y abrumados por el ritmo escolar, pero esperan con el tiempo seguirle el paso. Por una entrada que ella hizo en su blog tocando ese punto recordé algunas prácticas que realicé en mi escolarización y que sirvieron para sobrevivir en ese mundo. He de decir que aunque estoy segura que casi todos hemos hecho cosas similares, muchos no creerán conveniente que sus chicos se enteren, jejeje.

Cada cual según su colegio, preferencias, posibilidades y gusto por los riesgos inventa su propio sistema para acortar caminos y sobrevivir en la selva del sistema educativo. Yo desarrollé el mío y aquí lo comparto. (Marvan, no sé si le dejarás leer esto a tus chicos... ;)

En la primaria y el primer año de bachillerato fui una nerda total. Por exigencia de casa tenía que tener el promedio por encima de 9/10 y ser la primera de la clase. Sé que mis padres lo hacían con buena intención pero la verdad no fue nada grato para mí... La nota es una cosa muy compleja, uno se vuelve algo así como adicto a la aprobación externa, demasiado perfeccionista y a la vez inseguro y con baja autoestima; al menos así fue para mí.

Eso afectó todo en mi vida: Socialmente, pasaba mucho tiempo sola por envidias y malos entendidos con los compañeros, no me gustaba trabajar en grupo porque los otros no hacían nada confiando en que uno sacara la cara por todos, así que trabajé casi siempre sola y me la pasé sola; así se resume esa etapa, En Soledad. Emocionalmente, como decía antes, la inseguridad y la aprobación externa, la baja autoestima son sombras con las que aun hoy lucho todos los días, el ego lo doblegué, aunque creo que se me fue la mano. Intelectualmente, porque gasté mucho tiempo en cosas que realmente no me sirvieron luego para nada y desaproveché oportunidades de aprendizaje que habían sido mucho más valiosas para mi futuro, además creía demasiado en la academia así que mis procesos autodidactas en ese momento eran casi nulos, aparte de la literatura, no queda nada más. Físicamente, porque el estrés al que me veía sometida por todo el ambiente en el que vivía hacía que mi espalda estuviera llena de nudos, parecía un rosario, toda toda mi espalda era un solo dolor. Mi postura corporal no es buena y se lo debo a esos años, fue a los 20 años con el ballet que al fin pude soltar mi espalda y aprender a manejar la tensión y los estiramientos, así que hoy, a pesar de estar un poco encorvada, verme al espejo la espalda que tengo hoy en día es todo un orgullo, una satisfacción, una victoria para mí. Tiempo, porque prácticamente no viví otra cosa que no fuera cole, hacía TODAS las tareas lo mejor posible, leía todo lo que había que leer, cumplía con todo y sufría por hacerlo.

En segundo grado de bachillerato, a la edad de 13 años, me cambiaron de grupo en el cole, y conté con la grata compañía de una chica que para rematar, vivía cerca de mi casa. Ella era super relajada, divertida, y me convenció de que no se debía hacer tanto como yo hacía para pasar el cole, que también ese debía ser un espacio para disfrutarlo y que el estar pegada a los libros no me lo permitían. Fue un excelente año. Mi promedio quedó como en 7.5, y a pesar de eso era la segunda de la clase. Obvio, mis padres estaban de cabeza y me regañaban mucho, pero yo me la pasé muy bien.

Así que desde el año siguiente busqué un poco más de equilibrio, que 8.5 era un buen promedio y mis viejos no se estresaban tanto, que no todo tenía que ser perfecto ni tenía que esforzarme taaanto con las cosas que no me gustaban, porque con las que sí, obvio, le hacía con toda.

Había materias que definitivamente no me gustaban, porque el profesor era de un aburrido, por tema o metodología. Así que cuando tenía esas clases, iba momentos antes a la biblioteca y sacaba un libro, el cual leía en esa clase, no molestaba a nadie y hacía algo que me gustaba. Así pasé el resto del bachillerato, leyendo en todas las clases que me aburrían.

Tuvimos un profesor que nos alcahuetiaba,  así que de algunas clases nos "volábamos" y él nos dejaba estar en su salón, o a veces simplemente nos íbamos al parque de los niños y le huíamos a los profesores. Buscábamos ayudarle a alguna profesora o al coordinador para pasar ese tiempo fuera del salón, participaba en foros y cualquier cosa que se hiciera fuera del colegio. A veces no alcanzaba a hacer una plancha de dibujo técnico (que me gustaba mucho pero que dejaba con frecuencia para lo último por la cantidad de tiempo que requería) así que llegaba intencionalmente ese día tarde y me quedaba el primer bloque en la biblioteca haciendo la tarea (porque a los que llegaban tarde "en castigo" no los dejaban entrar a clase)

Con los exámenes uno ve de todo y algunas cosas hace. Tenía un compañero que hacía el resumen y lo pegaba en el espaldar de la silla de adelante, otras se escribían las fórmulas en las piernas y se levantaban la falda a mitad de examen. Desarrollamos códigos para contestar exámenes de selección múltiple al estilo de piedra, papel y tijera. Algunos hacían resúmenes por páginas y después cada cual compilaba, otros pagaban por algún trabajo. Y claro, la copia escrita, esa es infaltable y muchas veces necesaria, que hay profesores que seguirán creyendo que los datos por sí solos son importantes, además que los hay cascareros: teníamos uno que hacía dos columnas para relacionar items, una tenía 10 y la otra 20. o_O

Posiblemente me acordaré luego de más y si quieren compartir alguna, bienvenidos.

En resumen y en mi opinión personal, en el colegio no vale la pena hacer las cosas tan bien como el sistema lo sueña porque simplemente muchas de las cosas que se estudian no sirven para nada, así que para qué dedicar tanto tiempo en algo que no va a ser útil? Las notas del colegio casi ninguna universidad la pide, no representa (casi nunca) una beca para algún estudio, es decir, que el graduado del colegio, da igual si pasó con 6 o con 10, si fue estudioso o vago, el cartón no dice nada de eso y la nota al fin de cuentas no mide mucho. Mi querido esposo fue medio vago en el cole, en parte porque se la pasaba teatriando y no le quedaba mucho tiempo, pero él sabía que el examen del Icfes era importante para estudiar en la universidad y que podía ser determinante, así que lo presentó a conciencia y fue uno de los mejores puntajes del colegio para sorpresa de compañeros y profesores.

Un abrazo Marvan querida y deseo de corazón que este proceso que inician sea satisfactorio para todos.



3 comentarios:

Marvan dijo...

jajaja Zinnia, se lo podría dejar leer tranquilamente. El ya sabe las trampas que hay. También sabe que las notas no son todo, pero tampoco son nada. A veces te abren puertas.

Nosotros funcionamos al revés. Típico con los adolescentes jajaja. Si la mama está contenta con un 5, pues el chico para llevar la contraria quiere más jajaja. Yo siempre se lo he dicho desde el primer momento que empezamos la andadura de los exámenes libres, que para mi el número no significaba nada. Que con un 5 le daban el título y que era lo único que necesitabamos. Pero él, quiso más jajaja. No se conforma con un 5. Le gusta sacar buena nota. Yo le he dicho que a mi también me gusta, claro, pero no cambiará mi manera de verle y conocerle y que con un 5 me conformo.

También sabe lo de las trampas y chuletas pero dice que no vale la pena.

Me sabe mal que lo pasaste tan mal en el colegio. Realmente exigir tanto a un niño no tiene nada bueno.

Zinnia Muñoz dijo...

Qué chico! Sí, era de suponer que él mismo iba a querer tener buenas notas. Que hay trampas de lo más creativas, mis padres cuentan unas de la universidad muy interesantes, que valga la pena o no hacerlas, eso cada quien lo evalúa en su momento.

Una pregunta que me ha rondado: qué dice su hermano menor de todo este proceso?

Un abrazo

Marvan dijo...

Su hermano lo va mirando jejeje. Dice poco, creo que a él le gustaría menos todo esto. De momento ha dicho que sí, que quiere probar él también los exámenes libres de Bélgica. Ya veremos qué resultados da e igual como su hermano, según los resultado podrá después volver a tomar una u otra decisión: seguir o dejarlo ;).