
Creemos que es importante tener estas experiencias porque nos ayudan a conprender los procesos, de dónde viene la comida y cuánto esfuerzo y tiempo hay que invertir para poderse comer una lechuga sembrada por uno mismo, lo cual esperamos que ocurra en un par de meses :). Pensamos a veces que obtener comida es tan sencillo como ir al supermercado y comprar lo que necesitamos, pero desconocemos todo el proceso que se esconde detrás de una fruta o una legumbre. Estamos aprendiendo el valor de sabér de dónde vienen las cosas, cómo se sembraron, dónde crecieron, quién las cuidó, porque afortunadamente han comenzado a florecer mercados orgánicos en Bogotá y en algunos de ellos, tenemos la posibilidad de conocer y platicar con el productor, y eso es maravilloso, porque entonces no solo compramos un producto sano y delicioso, sino también "compramos" una historia de vida y un proceso de la familia o comunidad que vale la pena apoyar.
"Echar azadón" no es cualquier cosa, es un trabajo pesado, agotador, pero gratificante. Además, esta cercanía nos ayuda a enseñarles el respeto por la vida, por las otras especies que habitan el planeta y nos ayudan a plantear reflexiones alrederor de cuál es nuestro lugar en el mundo. Esperamos poder continuar con este proceso y disfrutar del contacto con la tierra, el respirar un aire más limpio, la cercanía con los animales, el ver crecer las plantas...
2 comentarios:
Muy de acuerdo. Son experiencias inolvidables y gratificantes. Muy bien por tus peques trabajando en familia cultivando cosas ricas y saludables.
Ir al campo para nosotros los "urbanos" es siempre una aventura, es dejar la comodidad de la ciudad y adaptarnos a otro espacio y otras dinámicas. Este fin de semana estuvimos en una minga en Cachipay y estuvimos haciendo semilleros y moliendo cacao... Se nos quedó la cámara :( buaaa!!! Espero que un amigo nos pase unas fotos para poderlas subir.
Gracias Silvia
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