lunes, 21 de febrero de 2011

De los títulos y las madres

Fabián me recomienda que les comparta esto así que... le hago caso ;) Y vale de paso dedicarlo con mayor razón a cada una de nosotras, madres que educamos en casa

Cierto dia, una mujer llamada Anne fué a renovar su licencia de conducción. Cuando le preguntaron cual era su profesión, ella dudó. No sabia bien como clasificarse. El funcionario insistió: “Lo que le pergunto es si tiene un trabajo”. "Claro que tengo um trabajo", exclamó Anne. "Soy madre." "Nosotros no consideramos eso un trabajo. Voy a colocar ama de casa", dijo el funcionario fríamente.
 
Una amiga suya, llamada Marta supo lo ocurrido y quedó pensando al respecto durante algun tiempo. Un determinado día ella se encontró en una situación idéntica. La persona que la atendió era una funcionaria de carrera, segura, eficiente. El formulario parecía enorme, interminable. La primera pregunta fué: “¿Cual es su ocupación?" Marta pensó un poco y sin saber bien como, respondió: "Soy doctora en desenvolvimiento infantil y en relaciones humanas."

La funcionaria hizo una pausa y Marta tuvo que repetir pausadamente, enfatizando las palabras más significativas. Despues de tener anotado todo, la joven quiso indagar. "Puedo preguntar, “¿Qué es lo que la señora hace exactamente?” Sin un trazo de agitación en la voz, con mucha calma, Marta explicó: "Desarrollo un programa a largo plazo, dentro y fuera de casa." Pensando en su familia, ella continuó: "soy responsable por un equipo y ya recibí cuatro proyectos. Trabajo en régimen de dedicación exclusiva. La gran exigencia es de 14 horas por dia, a veces hasta 24 horas.”

A medida que ella iba describiendo sus responsabilidades, Marta notó el creciente tono de respeto en la voz de la funcionaria. Cuando regresó a su casa, Marta fué recibida por su equipo: una niña de 13 años, otra de 7 y otra de 3. Subiendo a las alcobas de la casa, ella pudo oir a su más nuevo proyecto: un bebé de seis meses, probando una nueva tonalidad de voz. Feliz, Marta tomó al bebé en sus brazos y pensó en la gloria de la maternidad, con sus multiplicadas responsabilidades y horas interminables de dedicación.

"Mamá donde está mi zapato? Mamá, me me ayudas a hacer un lazo? Mamá, el bebé no para de llorar. Mamá, me buscas al finalizar el colegio? Mamá, vas a asistir mañana a mi baile? Mamá, vas de compras? Mamá....” Sentada en la cama, Marta pensó: “Soy la Doctora en desenvolvimiento infantil y en relaciones humanas, y qué serían las abuelas? Y luego descubrió un título para ellas: Doctoras- mayores en  desenvolvimiento infantil y en relaciones humanas. A las bisabuelas, doctoras ejecutivas mayores. A las tias, doctoras-asistentes. Y a todas las mujeres, madres, esposas, amigas y compañeras: doctoras en el arte de hacer la vida mejor .

En un mundo donde se le dá tanta importancia a los títulos, en que se exige siempre mayor especialización en el area profesional, volvámonos especialistas en el arte de amar.

3 comentarios:

GAS dijo...

¡Qué bonito! Aquí a ese mal se le llama titulitis. Muchos besos.
Gemma

Zinnia Muñoz dijo...

Titulitis aguda, mal de nuestros tiempos Gemma.

Me has hecho reir Janeth. El hecho de que MAMÁ no sea suficiente título nos evidencia la forma de pensar d enuestra sociedad. Ama de casa?? A mí siempre me ha parecido una falta de respeto. Mamá debería ser más que suficiente. Pero, otra opción no está mal, para el próximo formulario podemos poner "doctora en desenvolvimiento infantil y en relaciones humanas"

Sandra dijo...

Hace tiempo leí este escrito en uno de esos mails que se mandan a los amigos. HA sido estupendo volver a leerlo. Yo también odio la titulitis. Besos