Floreció nuestra acelga.
Qué hermosas flores amarillas. Esperamos poder obtener nuestra propia semilla.
Una habitante que encontramos en el huerto y quedó encomendada de comerse los pulgones de esta plantita. Se dió un banquete!
La ensalada que nos brindó Adriana y su familia. Deliciosa!
Pusimos la polisombra justo a tiempo. A los tres días cayó granizo!
El maíz que sigue creciendo
Las muevas plantitas que están felices en su espacio
Las papas criollas que en una deshierbada por error fueron cosechadas. Antes...
Y después...
Tenemos un coliflor!
La escarola que dejamos para semilla. Vamos a ver si lo logramos. Nunca hemos visto florecer una lechuga!Repollitas de brusela en crecimiento. Afortunadamente hay una bióloga en el grupo o si no nunca habría dado con el chiste: esperábamos ver algo arriba, pero resulta que las repollitas crecen en las gemas de las hojas. Cuanto hemos aprendido!
3 comentarios:
¡Qué maravilla como avanza esa huerta! Algún día iré a probar la ensalada. ¡Menos las bruselas que fueron la pesadilla de mi infancia! jejeje
Todo se ve estupendo, qué rico. Enhorabuena por vuestro gran trabajo, se nota que habéis puesto mucho corazón, y comer algo cosechado sabe a gloria.
Invitadísima a la ensalada, mi querida Andrea. Las repollitas tampoco son de mi gusto, al menos hasta donde recuerdo (porque hace años que no las pruebo), pero una de las cosas que considero parte de este proceso es resignificar las cosas, incluidos los sabores y olores. Hay que verle el lado bueno a las repollitas, tienen propiedades antioxidantes. Probaremos recetas.
Sí Silvia, comerse cualquier cosita de la huerta es bello, valora uno mucho más el trabajo de los campesinos y se agradece a la vida y a la madre tierra por su generosidad. Ver crecer es magnifico.
Un abrazo grande, qué falta me hacen ustedes dos...
Publicar un comentario